jk

8 de Enero

 

A veces creo que vivo en una de esas películas

donde la protagonista

es un desastre

pero empatizas con ella.

 

Ama a dos chicas

por igual

y las dos la dejan

por la misma persona.

 

Encuentra un trabajo

pero la echan

o la votan

como dirían los latinos

con el finiquito

va a comprar elegancia

porque ha escuchado

que en eso se lo gasta

Andrés Calamaro.

 

Por el camino

lo pierde

 

Y se le rompe el móvil

en plena conversación importante.

 

Vuelve a casa por el camino

más largo

como en la canción de Supertramp

 

Pero es una película

y mientras fuma

el último cigarro desesperada

el sobre con el dinero vuelve a sus pies

y se le enciende el móvil

por alguna acción divina

y le llama una de las chicas

pidiendo volver.

 

Acabo de llegar a mi casa

voy a encender el móvil

a ver si por lo menos encuentro

algún mensaje de redención

 

b

Baños de bares

 

Me gustan sobre todo los de las tabernas

están llenos de azulejos romanos

casi siempre blancos y azules

como si llamaran a mi tierra

tienen el mismo olor a abuelo decrepito y moribundo

 

Me gustan los que solo se sostienen con una cuerda

y acabas viéndole la espalda a un señor

con una camisa de cuadros

o con una camiseta gris.

 

Y el baño del Super 8

donde tumbada en el suelo

sobre orinas

sin pantalones

me prometí que iba a cambiar

y no lo hice

 

Utilizarlos como excusa

para tener elegancia

al dejar a alguien con la palabra en la boca

o para tener tiempo para reflexionar.

 

Baños donde ya nadie hace el amor

ni se mete rayas.

 

Mientras espero

rodeada de chicas borrachas

Me gusta hacer poemas con la mente

A veces miro en el sumidero del váter

por si alguien se ha olvidado allí algún otro.

 

magnicidio

Perdía mi encanto a pasos de gigante

Me deshacía todo el rato en gotas de condescendencia

Imaginando altares dorados

en los baños del metro

donde asaetaras tu cuerpo

en forma de ofrenda

pero tu muerte llegaba

y no había primavera que me salvara

de asistir al entierro

 

Tus últimas oraciones

ante mi pubis

fuiste a rezarlas

 

Yo que construí de tu esencia altares

por tenerte en tan alta estima

Empecé a destruir tus ciudades santas

la noche en la que en una timba

aposté más de dos fichas rojas

y te llevaste la mía

 

Preguntaba todo el rato

de dónde salen las canciones

si hasta hoy has preferido

dormir a cantar entre los muertos

 

Me hacías sentir tan heroica

que aún no entiendo

como no viniste al mundo

en forma de jeringuilla

o de cuchara tirada en la calle

que no se inmuta

ni con la llegada del obispo

ni con los furgones policiales

 

Y del exquisito cadáver que encuentren

desollaré de su piel

las palabras que jamás serán verso

porque tú ya no eres poesía.